jueves, 25 de mayo de 2006

¡A la caza del Genízaro!

Y bien. Que llegando a dejar a mi hijo a su casa, sopló el viento muy fuerte, bien fuerte. Y con ello, llegó el azote de desgracias... incluyendo a un feroz genízaro que buscó refugio en la casa del pequeñín.

De entrada, el bicho se veía realmente malo (mira las fotos en la sección "El_Bichi" de este espacio). Inteligentemente, cuando notó (supongo que esos insectos tienen algún sexto sentido que les avisa del peligro) que lo veíamos, se hizo el tonto (creyó que no lo habíamos visto).

Una vez localizado el bichi, procedimos a lo necesario para su captura: armados de una pinzas y de un frasco sellado, inició el ritual. Pero antes, emulando a los SCI, procedimos a tomar unas cuantas fotografías, previendo que el bichi quedara muerto en el intento. Hecho lo anterior, procedimos, pues, a acorralar al bichejo y a tratar de capturarlo.

Fue increíble su reacción: ¡Atacó a las frías pinzas de metal y le arrojó un líquido viscoso y apestoso! Empezó a brincar tratando de acertar un golpe de sus tenazas bucales (porque las tenía al frente de la cabeza) a las pinzas de metal. Por supuesto, el acero fue superior a lo orgánico y no causó mayor daño. Sin embargo, la cosa parecía salirse de control cuando por poco acertaba en mi mano. Decidí entonces dar un golpe letal hacia la panza del bichi. Destripado y todo, tuvo las fuerzas suficientes para correr más de un metro. Una proeza de supervivencia que pocas veces he visto en un insecto. Así, herido y todo, orillé al bichi a meterse al frasco. No obstante lo ozado de la captura, sus bizarros esfuerzos por huir hicieron sonar roncamente al frasco.

Así las cosas, procedí a sellar el frasco, solo que hubo un error: el bichi intentó saltar hacia atrás (dentro del frasco) y lo que quedaba de su panza y sus patas traseras fueron seccionadas por la tapa.

Increíblemente, el bichi siguió dando batalla: a pesar de estar muy herido, sus tenazas bucales siguieron buscando donde acertar para desquitar su coraje. Y así continúo por un buen rato.

Al día siguiente, enseñé las fotografías del bichi a mis amigos. Unos decían que se trataba de un genízaro; otros, que era un "cara de niño". Pero conicidentemente confirmaron mis sospechas: se trataba de un ejemplar de insecto muy venenoso, cuya dieta consiste en matar aves, desobar dentro de ellas y seguir generándose. Picadura de ese bichi a un humano puede ser letal. Creo que fue correcto neutralizar a ese bichi a como diera lugar.

Por curiosidad abrí el frasco a unos amigos, y horrorizados vieron como el bichi... ¡Aún seguía vivo! Continuaba su agresión ya sin tientos, pues creo que estaba muy mal herido, pero insistía en picar. El hedor que salió del frasco al destaparlo resultaba repugnante, casi como oler un perfume caro untado en las axilas.

Esos bichis son duros de detectar y más duros de matar. Ya lo comprobé con ese ejemplar de maloso disfrazado de inocencia. Así que la recomendación es hacer uso de las técnicas revolucionarias: "Primero matas, dispués virigüas", porque no sabemos (y no está en mis planes de vida comprobarlo) si efectivamente es maloso o no.

Una de las estrategias de supervivencia del ser humano es precisamente respulsar aquello que por alguna causa tememos nos haga daño, y segundo, si el color de bichejo te da mala espina, ¡Pues a darle cran al alacrán! Por supuesto que esos tonos rojinegros de entrada da la sensación de que es necesario decidir quien vive. Claro que la supervivencia humana no está en duda.

Igual pienso enviar las fotos a alguien que sepa de insectos para estar mejor informados. En cuanto tenga alguna respuesta, les comento.

¡Saludos y Suerte!

1 comentario:

  1. ha!! en mi casa salen mucho yo ya he matado 3 y el ulimo lo observe y tienes razon se queda haciendose el tonto pero corre muy rapido y si lo tocas con algo es muy agresivo

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