viernes, 30 de septiembre de 2011

Mi opinión sobre el tema del aborto.


Resulta patético que en cualquier discusión o debate sobre el tema del aborto, salgan de inmediato los dogmas de fe, los enconos, las satanizaciones, las criminalizaciones. Pero quienes debaten jamás toman en cuenta a filósofos, científicos y pensadores sobre el tema; y peor aún, no les dan voz a las mujeres que han tenido que tomar esa difícil decisión, o a aquellas que han tenido (o tienen) que soportar una maternidad forzada.


Es curioso rayando a lo cómico cuando al debatir, se parte del paradigma de que un aborto es como irse a cortar el pelo o arreglarse las uñas. Muy al contrario: es un proceso tan doloroso tanto en lo físico como en lo espiritual. Y en vez de empatizar con las mujeres que han tomado esa decisión, se les fustiga. ¿Por qué no las comprenden? ¿Por qué las callan?


Obvio: toda vida es valiosa, de eso no cabe la menor duda. Pero una cosa es criminalizar y obligar una maternidad forzada (que de hecho es una violación directa a los derechos humanos) y otra cosa es salvaguardar la salud y la vida de las mujeres. Tan sólo los más antagónicos al aborto, no dan ni una sola opción válida y viable para recibir y cuidar a los bebés no deseados. Si tan sólo el Estado y los antagónicos dieran opciones de tutela, la cosa sería muy distinta. Pero no es así. La institución de la adopción en su origen es una de las más nobles y hermosas que tiene la humanidad, pero la realidad demuestra que eso no es así, pues en las más de las veces se trata de un mercado de personas (venta de bebés)


Un mecanismo viable es que las instituciones de adopción pongan en contacto a la madre que no desea al bebé con los padres que desean la adopción: la madre no conserva a la criatura, y los padres adoptivos tienen un bebé en casa. ¿Pero esto lo ofrecen como una mera posibilidad los detractores? Claro que no. Ni el esfuerzo han hecho, ni les importa. Pero sí les importa denostar a quienes apoyan el aborto en diverso grado.


Yo apoyo el aborto en casos de violación (¿quien en su sano juicio desea tener un crío de quien le atacó?), por razones médicas (enfermedades, taras) y por razones humanitarias (predominancia de la vida de la madre cuando el embarazo puede acabar con ambos). Tolero el aborto en los demás casos porque respeto la decisión de la persona (a fin de cuentas, si hay un castigo divino o no, solo la persona lo sabrá); pero apoyaría más las medidas alternativas de no conservar el producto, como la adopción plena y absoluta.


¡No sean casianos! ¡Dénle el uso de la voz a las personas que han vivido esa situación! Compréndalas. Abrazénlas. Apoyénlas. Socorrénlas. No las abandonen ni las estigmaticen.